El Papa Francisco decidió dejar de lado el discurso que tenía preparado para el encuentro con los jóvenes en la Universidad de Manila, Filipinas, este 18 de enero, e instó a los presentes a no ser machistas, aprender a llorar y evitar la psicología del computador.
Como ya hizo en la misa que presidió en Tacloban, el Papa Francisco improvisó un discurso para que los jóvenes aprendan a llorar, a conmoverse con el sufrimiento ajeno. El Pontífice se inspiró del testimonio de Glyzelle Palomar, de 12 años, que con lágrimas en los ojos le preguntó : ¿Por qué deja Dios que pasen esas cosas, incluso si no es culpa de los niños?
Antes de entrar en materia, el Papa recordó la triste noticia de Kristel, de 27 años, voluntaria de la asociación Catholic Relief Service, quien murió este jueves antes de empezar la misa aplastada por una torre que cayó al suelo debido al mal tiempo. El Pontífice pidió un minuto de silencio e invocó a la “Madre del cielo”.
Asimismo, dio las gracias a los jóvenes que le dirigieron las palabras de bienvenida -Jun Chura, Leandro Santos II y Rikki Macolor- y la pequeña representación de las mujeres (Glyzelle Palomar).
Más presencia de las mujeres
Sobre esa representación de las mujeres, el Papa dijo: “Demasiado poco. Las mujeres tienen mucho que decirnos en la sociedad de hoy. A veces somos demasiado machistas y no dejamos lugar a la mujer, pero la mujer es capaz de ver las cosas con ojos distintos a los de los hombres”.
“La mujer es capaz de hacer preguntas que los hombres no terminamos de entender. Presten ustedes atención: ella (Gyzelle), hoy ha hecho la única pregunta que no tiene respuesta y no le alcanzaron las palabras, necesitó decirlas con lágrimas -constató-. Así que cuando venga el próximo Papa a Manila, que haya más mujeres”.
Con respecto al testimonio de Jun, el Papa hizo una gran pregunta para todos: “¿Por qué sufren los niños?”. Recién cuando el corazón alcanza a hacerse la pregunta y a llorar, podemos entender algo”.
“Sean valientes, no tengan miedo a llorar”
“Existe una compasión mundana – continuó- que no nos sirve para nada. Vos hablaste algo de eso. Una compasión que a lo más nos lleva a meter la mano al bolsillo y dar una moneda. Si Cristo hubiera tenido esa compasión, hubiera pasado, curado a tres o cuatro y se hubiera vuelto al Padre. Solamente cuando Cristo lloró y fue capaz de llorar, entendió nuestros dramas”.
El Pap ainvitó a los jóvenes a aprender del dolor. “Lloran los marginados, lloran aquellos que son dejados de lado, lloran los despreciados; pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades, no sabemos llorar. Ciertas realidades de la vida solamente se ven con los ojos limpios por las lágrimas”.
Francisco invitó aprender a llorar y descifrar el dolor de los que sufren, “o mi llanto es ese llanto caprichoso de aquel que llora porque le gustaría tener algo más”.
“Jesús en el Evangelio lloró, lloró por el amigo muerto […]Si vos no aprendés a llorar, no sos un buen cristiano. Y esto es un desafío”, añadió. Esa lección, aludió, la dejó el testimonio de Jun Chura (14 años, ex niño de la calle) y su compañera y se preguntó: “¿por qué sufren los niños?”.
No a jóvenes museo acumuladores de información
El Papa Francisco se refirió a la acumulación información después de la pregunta de Leandro Santos II.. “Tenemos mucha información, pero quizá no sabemos qué hacer con ella. Corremos el riesgo de convertirnos en jóvenes-museo, que tienen de todo, pero no saben qué hacer. No necesitamos jóvenes-museo, sino jóvenes sabios. Me pueden preguntar “padre, ¿cómo se llega a ser sabio?”, y este es otro desafío, el desafío del amor”